El calentamiento del planeta

Es un señor demasiado serio, su cuerpo es amplio y su alta estatura lo hacen ver como un gran señor de otros tiempos quien al entrar por la estrecha puerta de la librería, me entrega su bastón mientras él pausadamente se quita su abrigo y su sombrero.

Desde que llega, hacía ya algunos meses que no andaba por esta ciudad, me pregunta mi nombre, y me estrecha la mano.  Me pregunta además, que recorrido he hecho en la vida, y mi historia, la cual le parece absurda, le hace sonreír y me dice:

  - Sabes, uno debe hacer lo que lo haga a uno ser feliz, sino uno se pudre por dentro, y es ahí cuando se va muriendo, la gente no se muere por morirse sino porque se ha podrido por pedacitos desde siempre.

- Igual que el planeta, añade, - el planeta se está pudriendo y como ahora nadie le interesa pues se anda muriendo.

La trágica situación de nuestro planeta dada la acumulación de las consecuencias históricas del haber perdido la noción y el sentido de la ecología hace, en parte, que olvidemos la necesidad de concientizarnos del problema real ; sin embargo, creo que mucha gente piensa que tomar en cuenta unas opiniones de alerta sobre la seguridad planetaria puede parecer absurdo, pues nadie ve el peligro inminente que se abalanzará como un tsunami en algunos años y que seguramente como dice este hombre mayor "tendrá consecuencias, imposibles de restaurar".
 
Así que de forma, puntual me dice, - Tráigame todos los libros de recalentamiento global -. Buscando encuentro algunos pero no los suficientes para calmar su apetito el mismo con que devora los 3 merengues que le entrego con su tinto.   Sentado y pensativo pasa una hora calmada, al ritmo del blues parisino, un gran cd que ponemos siempre que necesitamos ánimo. 

Mientras baja sus anteojos de forma lenta, me dice - Yo soy el fundador, de la primera comunidad útopica autosostenible, absolutamente ecológica que logra reconstruir la ciudad amada donde todos tienen derecho al conocimiento y a la naturaleza. No son una sociedad ecológica a la manera de salvaguardar el ecosistema sino que permite además crear que sus recursos sean más y mejor usados.
Me dice el gran hombre interesado en el calentamiento global, quien en algunos 30 años ya quizás no esté en este planeta, que siempre le tenga a la mano cuando llegue lo mejor que haya llegado del tema.  Saca de la bolsa, los libros que ha pedido que le trajéramos de los Estados Unidos, sobre su comunidad utópica, de la que curiosamente poco se oye hablar en este país, pero que es famosa en el exterior, y a donde grandes científicos traen a sus discípulos para que sean testigos de este acontecimiento que lleva ya casi 40 años y que ha sido realizado gracias al hombre que tengo enfrente.
 
Me lee un fragmento que dice así:
-Quien no sueña, ya se durmió".  Me sonríe y me dice un gentil hasta pronto, y - haga la tarea, señorita - .

Afirmo con la cabeza, y cerrando la puerta detrás de él, sueño que me encantaría tener una librería donde nunca faltara ningún libro que la gente necesite y en donde que siempre haya nuevos libros que puedan ser descubiertos.

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