El judio tacaño y el rico ladrón

El título parece abrupto.  Hablo de religión y hablo de personas de una religión de forma despectiva; hablo de una capa social y de un descriptivo no adecuado.  Pero lo afirmo, porque es cierto.

Muchas veces, por no decir que casi todas, las personas piden descuento .  A quien se le ocurriría llegar a Harrod´s en Londres, o al Corte Inglés en Madrid, o a la FNAC en Paris, o a Dior en Nueva York, y decirle a la persona en la caja registradora de dinero - "No me hace un descuento, por ser fiel cliente?" Cómo si los precios no fueran reales, las cosas cuestan y por algo se ponen precios en ellas, y por lo tanto se paga en dinero lo que dice.  Pero no, parece que es sencillamente una maña colombiana de pedir "el descuentico".el ahorro del centavo para ser gastado luego.

Así que he puesto un letrero en la caja que dice "No se  hacen descuentos pero se aceptan donaciones".  Se han reducido en un 50% los pedidos de descuento pero, no se han llegado a las donaciones, lo cual sería grato.  

Porque el dinero si existe en los bolsillos de los paseantes de la librería.

Él, es un hombre quien creyó ser amigo de la librería, por eso pasaba una vez por semana, y hablando en confianza contaba su vida, hablaba de lo bien que estaban sus hijos en el extranjero, de lo bien que le iba, los negocios, las riquezas y la familia.  Este hombre de origen judío pregunto un día si era posible comprar unos libros y pagarlos la semana siguiente, lo que en Colombia tiene un verbo preciso, "FIAR".  No existe en los idiomas que conozco una traducción exacta del verbo fia, es más se traduce como pagar a crédito, es decir luego, cuanto tenga  como pagar.  Fiar, también es confiar, por eso uno de no debe fiarse de los personajes que dicen que pagarán, pues sencillamente no lo hacen.  Así que nuestro frecuente judío tacaño después de un año se llevo 4 libros fiados, y no compro nada, y hoy después de un año ha pagado tan sólo 2, pero es cierto que ahora que sabe que debe, no se aparece tan seguido y más bien tan sólo pregunta precios de otros libros, y dice que volverá cuando no olvide su tarjeta.

Pero no sé que es peor la tacañería o los ladrones.  Quizás los ladrones hacen más daño, pues los tacaños, no compran y hacen perder tiempo, pero los ladrones tampoco compran y también hacen perder tiempo y además se pierden los libros que llevan en sus bolsillos traseros de grandes chaquetas.

El rico ladrón, es un hombre reconocido, es un ladrón de libros de editoriales costosas.  Es tan aficionado a los libros, que si el libro no está lo pide directamente a la distribuidora.  Lo lamentable es que a pesar de ser un buen tipo se roba los libros, pues él rico ladrón tiene igual que el judío tacaño, mucho, mucho dinero, quizás el suficiente para construirse una librería de 5 pisos.  Por eso he puesto otro letrero que dice "No se regale libros sin pagar por favor".
  
Debido a lo anterior ha llegado nuestro nuevo sistema de seguridad y sus calcomanías del futuro que pitan cada vez que alguien entra o sale, lo que ha convertido la librería en una caja fuerte, con la diferencia que ahora Paganini se oye con una interferencia que hace beeep beeep, y la consecuente pregunta de : "_Tiene algún libro allí adentro señor?".

A todas estas, es triste no poder tener una librería a puerta abierta, como dicen algunos "eso será en otras culturas", pero ahora que todo está etiquetado por un código de barras, el miedo de ser atrapado por un beeep beeep, hace que la gente se comporte como debe ser: No pido descuentos en precios fijos y no me robo libros, aunque sería bonito que hicieran una donación para cambiar el ruido del beeep beeep del pito de la entrada.

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