El mundo del horror.

El librero es una persona que reconoce que la verdad para cada cual es única y sus gustos están relacionados tan sólo por su propia identidad y por lo tanto todos en este planeta tienen derecho a ser como son y más si se trata de libros, donde la personalidad de cada cual se va forjando con las lecturas.  

Los libros son un vicio sano mientras no sean excusa de matanzas y asesinatos contra la misma humanidad, sin embargo, no estoy de acuerdo en afirmar que los libros son los causantes de éstos, creo que es más el contexto socio cultural y económico, influenciado por las tendencias históricas, el que crea de manera circunstancial, a esos personajes, que con la excusa de unas letras impresas realizan casos horrendos y de gran lamentación para el mundo.  Pero insisto no son los libros o sus autores, son sencillamente los lectores.

El librero sabe que muchas veces entrega a los compradores de libros, libros que quizás nunca estarían en su mesa de noche, pero la libertad conlleva el aceptar que todo el mundo es diferente y no como uno quisiera que el mundo fuera.
  
Ella es una niña de unos quince años tímida, que viste de negro y mira de reojo con temor y rabia su entorno, pero con la misma actitud como si entrara a un templo: silenciosa y casi sin hacerse notar, pide de manera pausada pero segura, dos libros: Meridiano de Sangre y los Diarios Satánicos de Lord Byron.

Con una mirada penetrante y casi llena de dolor, nos mira como si pensara que la fuéramos a juzgar mal dada la firmeza con que nombra sus libros y la manera de tomarlos en sus manos de forma magnética, como embrujada, como si se tratara de algo grave; sin   embargo, sus gustos por estas dos novelas históricas que tienen más escandaloso su título que su contenido, no nos causa impresión.  

Un poco más en confianza, al no sentirse juzgada, mira los precio y me dice que llevará los dos.  
Entonces me levanto y le entrego el libro El Horror según Lovecraft, y le digo:- Si te interesa este género, seguramente te gustará éste -.  Encantada al sentirse en confianza mira con precaución y lo toma en sus manos, mientras hojea de forma rápida algunos cuentos.  
La dejo un rato para que lo mire con calma.

No me causa sorpresa alguna que una joven de su edad este buscando sangre y matanzas en los libros, pienso que quizás en la literatura encuentre una respuesta a sus problemas de adolescencia, y agrego para mí misma, esto no significa que si mañana se encuentra un asesinato registrado en un periódico amarillista o un suicidio inducidos por la lectura de dos libros, sea algo bueno, pero estoy segura que esta niña encontró en el librero, la aceptación de ser como es sin ser juzgada y eso hace bien.

Al pagar los libros escogidos, mira con nostalgia la carátula de Lovecraft, y dice que cuando termine los otros dos vendrá por este, y agradece con una dulce sonrisa de niña que detrás de su pelo negro y largo y sus uñas de múltiples colores mordidas en los días en el colegio, sale guardando los libros en su maleta sabiendo que adentro lleva algo que la hace ser feliz : historias de malvados, y villanos, llenos de sangre y pasión.  

El mundo del horror no se encuentra dentro de los pequeños adolescentes que se enfrentan al mundo, se encuentra en esos adultos que les hacen la vida imposible, y que desconocen lo que leen a escondidas durante la noche.

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