El escritor de jirafas

Él es un hombre de corta estatura, simpático con cara sonriente, es normal, escribe para niños, y va seguido a la librería a comprar su propio libro. Se aprendió mi nombre muy rápido, siempre que entra, me saluda de beso y me dice como les ha ido. Me encanta, con curiosidad, esos amigos de la librería que están preocupados por nuestra situación económica, donde los libros son caros, la gente lee menos y las editoriales nos hacen la vida imposible, enviándonos novedades sobre guerrilla y sexo y solicitando devoluciones de Hemingway o Camus.

Así, que hoy llega diciendo que viene a despedirse, su viaje en Colombia ha terminado, y como diciendo un hasta pronto a sus cercanos amigos, llega a la librería con la intención no sólo de desearnos suerte sino a pagar sus deudas. Me dice, no tienes el libro de la jirafa, y sonriente la otra librera, le dice, no señor usted se llevo los dos últimos.

- Bueno no importa, eso quiere decir que ha sido un éxito - responde de forma alegre.

Él, el escritor de jirafas, esta congelado de frío, así que le ofrezco un café, y es ahí cuando me dice, no mil gracias, pero es que cojo el vuelo para México en menos de dos horas, y a pesar de estar de afán, cuando entro aquí, y los veo todos sonreír, sólo pienso que extrañaré ese lugar.

Entonces le respondo, pues en la península Azteca quizás puedas acordarte de nosotros, y escribir un libro sobre una jirafa que vive en esta librería, y que pasa sus días, mirando libros y gracias a su cuello alto, encuentra los libros que faltan, cómo los tuyos, pero, cuando el escritor llega a pedir el último, y como él es de tan corta estatura, miente al decir que se han agotado, pues en la parte de arriba, ha guardado uno, para ella, para leerlo mientras él no está.

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