Él es un hombre alto, agradable y con el acento local, que utiliza palabras como gracias y por favor., lo cual siempre hace que el tiempo siempre sea mejor cuando hay gente educada alrededor que con un poco más de perspectiva ,quizás por su altura, logra ver como el librero se mueve de un lado a otro para satisfacer su necesidad.
En este caso, este hombre gentil busca un regalo para una amiga fotógrafa, de unos 40 años, psicóloga, pero dedicada en sus tiempos libres al arte de la imagen registrada. Me pregunta sobre libros de fotografía, curiosamente estos están localizados en la parte más alta de los muebles y de forma amable me dice que no me preocupe que los alcanzará él, pues sin necesidad de empinarse en la punta de los pies o de ayudarse con la escalera metálica, puede acceder a ellos con la mayor facilidad.
Yo sigo corriendo de un lado a otro, dejando que él baje los libros altos y me da en cierta forma pena pues éstos acumulan más polvo que lo usual, pero a él no parece importarle. Son las 3 de la tarde y seguro tiene el resto del día libr) para pasar un buen momento en la librería y escoger un regalo para una amiga cercana.
Al mirar su selección final, encuentro que entre los libros de National Geographic de retratos o los libros de fotografía de reportaje, prefiere un libro de desnudos eróticos. Muchas veces me pregunto si la intención de comprar un libro, esconde debajo otra intención subconsciente. Creo que pocos se preguntan antes de pagar, el porqué realmente compran ese o el otro libro para una persona, supongo que se dejan fascinar por las imágenes.
Le digo que lleva un buen libro en las manos, y que espero que su amiga quede contenta, pero que sin embargo, desde un punto de vista femenino, lo interpreto como un mensaje escondido. El dice, que poco importa, y que quizás yo tenga razón pero que se permitirá descubrir luego si su mensaje fue bien recibido.
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